El flamenco ha muerto. Erijamos un mausoleo para mantener y honrar los restos que han quedado de un flamenco que ya no existe. Todo muerto se llevó consigo secretos que encierran entre sus dientes y que guardan bajo una llave que solo gira si sabes escuchar lo que tienen para ti guardado. Poseemos la llave que abre todas las épocas que deja toda puerta entornada para así ser alcanzados por voces antiguas y evocar cantes de celebración, amor y muerte. Una íntima conclamatio invocada a través del rito fonográfico. Pero antes de dar comienzo a la ceremonia de la escucha guarda un minuto de silencio ya que en todo silencio se da un comienzo, nunca un final. Y recuerda, esto que tienes entre tus manos no es un ir hacia atrás sino un empezar de nuevo.

Niño de Elche

Con este texto de presentación Niño de Elche nos da a conocer su 13º trabajo discográfico. Este nuevo proyecto toma de base el flamenco entendido como una expresión artística radical donde lo minimalista, lo austero o lo rudimentario se abraza a su vez con la intimidad de un cuarto o lo íntimo de un susurro, lo cálido de una celebración, el lamento de una despedida o lo degenerado de la fiesta, todo ello como elementos paradójicos y complejos de una forma de entender la construcción y la práctica artístico-vital del flamenco, que como sabemos y así ha demostrado, han acompañado siempre a Niño de Elche desde sus experiencias más clásicas a las tildadas como más experimentales. Unas influencias y formas de entender el gesto artístico que han nutrido el sinfín de propuestas de este artista indisciplinar y que de nuevo escoge el inframundo flamenco como campo de sentido para hablarnos de temas tan trascendentales como la celebración, el amor y la muerte.

Un disco estructurado en 14 cantes donde el archivo poético popular del flamenco ha servido de gran base desde donde construir la arquitectura de sus composiciones. Composiciones que han contado con las guitarras y la producción musical de Raúl Fernández “Refree”, uno de los grandes productores musicales españoles de la actualidad y sin duda alguna, el productor que en los últimos años ha sido el encargado de fraguar la discografía más arriesgada y sugerente relacionada con el flamenco y sus posibilidades.

Precisamente en ese intento continuo de querer ampliar el campo estético del flamenco ha llevado a Niño de Elche a colaborar con el artista malagueñoErnesto Artillo para la dirección de arte. Una dirección de arte donde las llaves tan representativas del salvaguarda del tesoro flamenco, el traje y la silla como elementos nucleares para la construcción la imagen e idea del cantaor, las radiografías como pequeños arrepentimientos que esconden los misterios del cante o el mausoleo como edificación a algo muerto y digno de ser venerado han sido las claves para el desarrollo de una linea estética donde el artista malagueño ha sabido trabajar desde la concepción del cantaor como modelo de todas las ideas románticas que durante la historia se han querido reflejar o representar en él.

Un disco que promete ser referencia directa para la afición flamenca habida y por haber como ya ha sucedido con sus anteriores trabajos “Antología del cante flamenco heterodoxo” (2018) o “Memorial de cante en mis bodas de plata con el flamenco” (2021).