The Branford Marsalis Quartet anuncia el lanzamiento de su nuevo álbum, The Secret Between the Shadow and the Soul,el próximo 1 de Marzo ¡Ya puedes reservar el álbum aquí! https://okeh.lnk.to/BranfordMarsalisSecretPR o escucha la canción “Snake Hip Waltz» https://www.youtube.com/watch?v=NRPR3GJBjSQ Sony Music Spain

El cuarteto que el saxofonista Branford Marsalis ha dirigido durante las últimas tres décadas ha sido siempre un modelo artístico atrevido y de horizontes musicales cada vez más amplios, poniendo siempre el acento en el afianzamiento de su identidad colectiva. Con el apoyo del pianista Joey Calderazzo y el bajista Eric Revis (cada uno con 20 años de servicio al grupo) y el batería Justin Faulkner (el «novato» que se unió al proyecto en 2009), la banda ha demostrado ser desde hace mucho tiempo un ejemplo de cómo mantener y ampliar una perspectiva musical que es a la vez histórica y estilísticamente inclusiva. Las sucesivas grabaciones han revelado nuevos territorios musicales, y The Secret Between the Shadow and the Soul —el primer álbum de la banda desde el aclamado Upward Spiral de 2016 con Kurt Elling, y la primera obra de ‘cuarteto puro’ desde Four MFs Playin ‘Tunes de 2012— captura una nueva manera de expresar y plasmar su música.

«Trabajar con Kurt durante un año y medio me llevó de vuelta a lo que aprendí de mi trabajo con Sting», explica Marsalis. «Trabajar con un cantante te cambia de una manera que no te das cuenta. Cuando empecé a tocar jazz, habiéndome formado en R&B, todas las posibilidades que descubrí me llevaron a tocar solos que seguían y seguían. Pero Sting me dijo: «No, tienes 45 segundos», lo que no solo me obligó a editar mi música: me enseñó a concentrarme en las melodías, a ir al grano».

Los conciertos posteriores a Upward Spiral tuvieron un efecto similar en el resto del cuarteto. «Los chicos de la banda tampoco habían estado en esa posición anteriormente, y nuestra forma de tocar cambió de forma radical. Nos volvimos más unidos, porque se trataba más bien de lo que podíamos hacer para apoyarnos». Como resultado, Marsalis se dio cuenta de que la tensión creativa que se creaba cuando se enfrentaba a un nuevo material en el estudio de grabación no era suficiente. «Todavía me gusta la idea de que todo el mundo aporte lo que quiera cuando llega el momento de grabar y ver lo que podemos desarrollar a partir de ahí», admite, «pero ya no podíamos seguir grabando con el enfoque de ‘jam session’. Había que trabajar la música».

Así que después de una semana inicial de conciertos y trabajo de estudio en el Ellis Marsalis Center en Nueva Orleans en octubre de 2017, la banda salió a la carretera, probando y absorbiendo el nuevo material mientras recorría el mundo. “En junio”, dice Marsalis, “cuando tuvimos cinco días de descanso en Melbourne, les pregunté a los chicos si querían divertirse o trabajar. Estábamos preparados para ir a por la música». En el Teatro Alexander de la Universidad de Monash en Clayton, Australia, la banda registró las siete últimas incorporaciones a su ya prodigioso repertorio.

El resultado es una imagen tan completa como la que uno se pueda hacer de lo que el Marsalis Quartet puede ofrecer en una hora. Como es habitual, los miembros más veteranos hacen aportes de composición, con Revis que ofrece el incisivo «Dance of the Evil Toys» y el más tenso pero igualmente dinámico «Nilaste», mientras Calderazzo refuerza el yin compositivo lírico con el yan de su virtuoso teclado en «Cianna» y «Conversation Among The Ruins». Además de «Life Filtering from the Water Flowers», compuesta por el líder de la banda, con uno de sus solos de saxo tenor más profundos y con más matices, hay dos de las joyas del jazz más ambiciosas de mediados de los setenta: «Snake Hips Waltz» de Andrew Hill y «The Windup» de Keith Jarrett.

Ya sea explorando las extravagantes frases de tres compases de la pieza de Hill o la elegante compostura de «Cianna», los inquietantes mecanismos de «Evil Toys» o las reflexiones de «Life Filtering», el cuarteto genera perfiles sonoros distintos e indefectiblemente bien concebidos. «Sonny Rollins aportó el modelo para tocar cada pieza con un montón de vocabulario y la forma en cómo usar el sonido de nuestro instrumento», señala Marsalis. Para nosotros, lo importante es el sonido y el poder que tiene para crear emoción. Cuando abordas el sonido, no se toca lo mismo dos veces seguidas. Nos escuchamos unos a otros, y cada canción es diferente.»

Otras influencias, que van desde agrupaciones europeas de ópera y percusión africana hasta grandes saxofonistas como Ben Webster, Wayne Shorter, John Coltrane y Ornette Coleman, han dado forma al dominio de Marsalis en la narración de historias no verbales. «Mi enfoque tanto en la composición como en la interpretación solista es melódico y rítmico, con la armonía en tercer lugar», subraya. «Adaptamos la armonía a la melodía, cuando mucha gente deja que sea la armonía la que dirija. Y tocamos en ‘los huec…